En el principio Dios creó la familia. No había otras agrupaciones sociales.
Esto refleja la familia celestial donde Dios es el Padre de todos.
No oramos al “presidente” celestial, sino al “Padre” celestial. Dios quiere que cada padre de familia aprenda a dirigir su familia correctamente. Dios quiere volver el corazón de los padres hacia los hijos.
Quiere que cada padre cristiano sea un ejemplo de lo que es el Padre en el cielo.
Nadie le haga creer a usted que los padres y madres no saben enseñar a sus hijos.
Dios creó la familia para enseñanza de los niños. Casi todo lo que el hijo sabe a los cinco años de edad lo aprendió de sus padres.
Los padres le enseñaron a hablar.
Le enseñaron a caminar y a comer.
Le enseñaron a bañarse, vestirse y peinarse.
Le enseñaron a trabajar.
Le advirtieron de los peligros de la calle y de los alacranes.
En otras palabras le enseñaron a vivir.
Los padres saben enseñar muy bien a sus hijos.
Dios lo planeó así.
Pero entonces se les presenta un obstáculo tan grande que muchos padres se desesperan al pensar en enseñar a sus hijos.
Y ese obstáculo: ¿qué será? ¡El abecedario! (El alfabeto.) ¿Es usted uno de los que tiene miedo de estas veintinueve letras?
¿Por qué piensan los padres que no pueden enseñar a sus hijos a leer? ¿Dice así la
Biblia? Claro que no. Los que dicen esto son los que siguen la cultura de nuestros tiempos: una cultura que rechaza la autoridad de Jesucristo y el plan de Dios para la humanidad. Las escuelas de hoy enseñan filosofías materialistas, y podemos ver los frutos de esta enseñanza en las actitudes desordenadas y rebeldes de la juventud de hoy.
Hay algo mejor que mandar a nuestros hijos a una escuela. Lo mejor es que los padres (padre y madre) enseñen a sus hijos. ¿Por qué es mejor? Porque Dios mandó a los padres a enseñar a sus hijos. Véanse Proverbios 22:6, Efesios 6:4, Deuteronomio 6:6-9, Salmo 78:4-8, Gen 18:17-19, Prov 4:1-4, Luc 2:51-52. En estos versículos usted puede ver el deseo de Dios para las familias. Jesucristo es nuestro ejemplo: él se sujetaba a sus padres y aprendía de ellos.
¿Qué debemos enseñar a nuestros hijos? Los padres deben compartir la Sabiduría de Dios a sus hijos. En los primeros siete capítulos de Proverbios encontramos la frase “hijo mío” quince veces. Estos Proverbios fueron escritos por un padre para su hijo. Era un curso de Sabiduría.
La clave para enseñar a nuestros hijos es enseñarles la Sabiduría de Dios. Es más
importante enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos que enseñarles a leer. Ciertamente, el cielo y la tierra (con sus libros) pasará, pero la Palabra del Dios Viviente nunca pasará. Dijo Jesús en Mateo 6:33 que si buscamos primero el reino de Dios, las demás cosas serán añadidas, o sea, vendrán como resultado secundario. El curso “En Mi Casa Aprendo A Leer” es para enseñar verdades espirituales a nuestros hijos como Dios manda. Los niños aprenderán a leer como resultado secundario.
Por experiencia, sabemos que en las escuelas los niños aprenden la necedad de los
otros niños. ¿Qué tipo de necedad aprenden? Malas palabras, malos pensamientos, hábitos mundanos, falta de respeto, crítica, pleitos, rebelión. Los niños aprenden a tener más amistad con sus compañeros de escuela que con sus padres. Quieren agradar más a sus amigos que a sus padres. Aprenden a preferir la música de sus amigos, las modas de sus amigos y las actitudes de sus amigos.
Esto es muy desagradable a Dios, quien quiere que los niños vengan a El, no a la amistad del mundo. “Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” (1 Juan 2:15) Por esta razón los niños deben aprender en sus casas, no en grupos con otros niños.
Padres, les aconsejo a seguir el modelo celestial: Enseñen a sus hijos en sus hogares. El Señor les ayudará porque El nos mandó a hacerlo así.
”Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo.
Amos 5:24